Cuando hablamos de adicción, generalmente pensamos en el consumidor, y pocas veces en los comportamientos de la familia. Sin embargo la adicción es una enfermedad que afecta a toda la unidad familiar, y de hecho acaban estando tan implicados en el proceso adictivo como el mismo consumidor.
La perspectiva sistémica entiende que la familia es un como un sistema unitario y que cuando hay un miembro enfermo todos se vuelcan a él, cambiando sus propios hábitos y costumbres. Además considera que la familia es un factor crucial en la permanencia y mantenimiento de la adicción.
En este sentido, es importantísimo el abordaje familiar desde el primer momento del tratamiento, para tener éxito en la recuperación.
Un aspecto a destacar, relacionado con la perspectiva de género, es que generalmente hombres y mujeres establecen roles distintos dentro de la familia adicta. Mientras las mujeres tienden a preocuparse más y a establecer roles de salvadora y de víctima, según el modelo del triángulo dramático de Karphman, los hombres establecen roles de perseguidor y de confrontaciones más activas. A la hora de ir a tratamiento suelen desmarcarse más y dejan éste papel a las féminas.
Cada vez más, en la medida que el problema de las drogas continúa, la atención y la energía de los familiares cambia desde sus propias necesidades, intereses y preocupaciones a los del adicto.
¿Negación?
Los miembros de la familia adoptan, rápidamente el mecanismo de la negación. En este sentido, decir que a menudo niegan más los familiares sobre el problema que el propio adicto y que incluso cuando el adicto reconoce su problema, se puede encontrar con una negación familiar importante que pueda llegar a boicotear el proceso de tratamiento.
¿Por qué los familiares adoptan a menudo esta defensa? El reconocer la adicción en casa puede albergar culpas y miedos profundamente arraigados, cómo: “He fracasado como padre (esposo...)””Algo he hecho mal,….Admitir que existe el problema de la adicción significa tener que experimentar esta vergüenza y, por ello, se niega la realidad.
En este sentido, en el ámbito familiar las mujeres tienden a superar antes la negación que los hombres.
Una vez pasado el proceso de negación, los miembros de la familia acostumbran a organizar sus vidas en torno a la conducta y problemas del adicto, creando lo que se conoce con el nombre de la codependencia.
¿Qué comportamientos de la familia perjudican al adicto?
1.- La minimización, racionalización, negación o explicación del problema de la adicción y sus consecuencias: “No es malo; mucha gente consume drogas hoy en día”. “Es una persona con problemas”. Tiene una vida dura y necesita una oportunidad para resolver sus conflictos, antes de poder dejar de consumir drogas”,...
2.- Intento de control de suministro de drogas o de consumo. Hacer tratos con el adicto para que sea “bueno”. Utilizar “ultimátum”, hacerle objeto de amenazas inútiles, que no se llegan a cumplir nunca.
3.- Proteger al adicto de las consecuencias negativas de la adicción, dando excusas, encubriéndolo o resolviendo los problemas derivados de su consumo.
4.- Asumir responsabilidades, como pagar facturas, dar excusas por él/ella,.etc.
5.- Ayudar al adicto a obtener drogas (aunque parezca contradictorio y paradójico muchas parejas y madres, sobretodo, compran droga a sus familiares para que estén “mejor”).
¿Dónde está la línea del ayudar al perjudicar?
· Cuando la ayuda es desorbitada y compulsiva.
· Cuando deteriora la conducta del “que ayuda”. La atención está más centrada en el adicto que en el propio bienestar personal.
· Cuando perpetúa la dependencia al familiar y la irresponsabilidad del adicto, es decir las conductas del familiar alargan el problema e incluso se cronifica, sin poner límites a sus acciones, y se vuelven cada vez más dependientes del otro.
¿Qué podemos hacer?
En cualquier caso, la mejor estrategia, es que todas las personas implicadas en la unidad familiar, hablen claramente con el adicto, de una manera transparente y sincera, pero a la vez tranquila y comprensible, del problema que se está vislumbrando y de la preocupación que eso genera. Sin entrar en un proceso de negación de la verdad ni en responsabilizar y culpabilizar a ningún miembro familiar.
En este momento se deberían establecer unos mínimos en la convivencia y poner unos límites claros y específicos, que se puedan cumplir. De nada sirve si estos límites, que los establece la familia y deben ser razonables y ajustados a la conducta a evitar, no se cumplen. Hay que demostrar preocupación por la situación pero no enfado ni confrontación, ya que la rabia y la ira puede provocar en estos momentos más tensión y conflictos familiares.
Algo que se hace imprescindible y necesario, es que todos los familiares implicados en el proceso, actúen de una misma manera, y se consensúen, evitando así triangulaciones y dúos. Si todos los miembros de la unidad familiar no hacen lo mismo, el adicto puede llegar a aprovecharse del más flexible y criticar al más “duro” y por ahí aumentar más la conflictividad familiar y la dependencia.
Para concluir, lo mejor es destapar la situación y hacer visible, lo que durante mucho tiempo se ha estado negando.
Llegado el momento, es recomendable buscar consejo profesional, para el adicto y los familiares.
FUENTE: Washton A.M; La adicción a la cocaína; Tratamiento, recuperación y prevención, Ed. Paidós, 1995.
Efectivamente, la Familia juega un papel fundamental en todo el proceso y su implicacion es determinante tanto para el tratamiento como para el desarrollo de los sintomas, como ya se sabe desde la perspectiva sistemica, el paciente designado es simplemente el portavoz de los problemas y conflictos familiares, en el se concentran todos los aspectos del mensaje y de alguna manera, equivocada o no se convierte en el salvador de la familia, pues haciendo sintomas está conservano el sistema familiar mediante la homeostasis, resistiendose a todo tipo de cambio posible.
ResponderEliminarEfectivamente, la Familia juega un papel fundamental en todo el proceso y su implicacion es determinante tanto para el tratamiento como para el desarrollo de los sintomas, como ya se sabe desde la perspectiva sistemica, el paciente designado es simplemente el portavoz de los problemas y conflictos familiares, en el se concentran todos los aspectos del mensaje y de alguna manera, equivocada o no se convierte en el salvador de la familia, pues haciendo sintomas está conservano el sistema familiar mediante la homeostasis, resistiendose a todo tipo de cambio posible.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario, en Linkedin y aquí en el blog. Es muy importante trabajar con la familia en los casos de adicción, tal y como dices y ésto lo recoge muy bien la perspectiva sistémica.
ResponderEliminarLo importante es mantener el sistema familiar en equilibrio y la realidad es que a veces, o la mayoría, la familia funciona cuando un miembro está mal, es como si se equilibrara dentro del desequilibrio (HOMEOSTASIS).
Por eso es importante que desde las primeras etapas se incluya a la familia en la terapia, y así ayudar a trabajar estos aspectos y a que la familia pueda colaborar. En algunos casos, sin embargo no es posible.
Gracias de nuevo por tu aportación.
Creo que el enfoque sistémico de las adicciones como algo que afecta a toda la familia y en cuya recuperación ésta debe colaborar de forma activa pero siguiendo unas pautas racionales de poner límites al adicto y de autocuidado de los familiares cuidadores es el más adecuado,ya que las adicciones son como una metástasis que afecta a toda la familia y si no tienen indicaciones claras y profesionales daña a cada uno de sus miembros sin por ello beneficiar realmente al enfermo.Enhorabuena por tu aportación
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